Por: Julián Lumbreras Roldán. | Fuente: Catholic.net
La figura de Jesucristo siempre ha sido discutida desde su manifestación, se muestra a Él mismo preguntando a sus discípulos quién dicen ellos que es él y esto al parecer no dan la respuesta indicada, tan solo uno de ellos.
Así como se hizo en ese entonces, aquí se desea hacer este ejercicio, sin el fin de agotar o pretender tener toda la razón sobre quien es Cristo, pues si se pretendiera esto sería una empresa absurda.
Basándose en el libro de Javier García González, L.C. “Jesucristo hijo de Dios nacido de mujer” se hace un análisis discursivo actual, para poder ser entendido en el sector pastoral.
Respondiendo a la pregunta ¿Quién es Cristo? y ¿Cuál es su acción en nuestro tiempo?
La revelación plena
Ante todo la encarnación es una comunicatio idiomatum de la trinidad que se da sin Restricción de sí tomando de lo creado, de lo humano para afianzar el compromiso con su creación es un acto que irrumpe como lo citan los evangelios “… en la plenitud de los tiempos…” el Dios de Israel cumple con su promesa. Toma carne (σαρκ?ς) y asumiendo conocimiento humano traduce el conocimiento divino a un conocimiento abstracto con el fin de que al pueblo en especifico que se dirigía donde Él nos muestra el significado que tiene el ser humano para sí, donde desde ahí se puede dar cuenta cual es la esencia de la revelación plena. Esto es el porqué de toda esta larga carrera de generaciones de israelitas.
Uno con el Padre.
Una de las personas se ha donado con todo y sus consecuencias humanas: reír, estar impaciente, conmoverse, entre otros. Es Dios, que no se separa de sí al hacerse hijo, sino que es hijo sin dejar de ser Dios; divinidad que es inseparable del Hijo donde no por ser Hijo ya no es Dios al entrar en contingente.
Estando en el demuestra que es Dios en lo inmutable y lo mutable sin que él se afecte por contingencia ya que el que es inmerso en ello es el Hijo, el cual es uno con el Padre. Esto es que son en esencia lo mismo ya que Jesús nos dice: "el Padre y yo somos una misma cosa y no somos la misma cosa", dándonos a saber que en Jesús, coexisten las dos propiedades: una es el Padre sempiterno* (Que no tiene fin)inmutable, atemporal y un Hijo, en apariencia mutable, sempiterno, temporal pero creado coevo* (Que exite en un mismo tiempo) con el Padre.
Los testigos.
Durante su vida pública, Jesús había dado testimonio de sí mismo demostrando su propia naturaleza y su propia misión. Sus palabras y sus obras nos han llegado a través de la selección hecha por los evangelistas, los que, aunque no nos han dejado satisfechos por lo que se refiere a su exactitud. La fidelidad del relato ha sido casí universalmente reconocida por una ciencia bíblica, donde lo que se propone ilustrar no es aquello que Cristo dijo de sí mismo, sino lo que aquellos cristianos vivieron y escucharon de él.
Experiencia de aquellos
Es fundamental aquello que nos ha trasmitido la primera generación, la de los testigos.Es el fundamento indestructible al que han vuelto siempre los fieles de todas las edades. La figura de Cristo fue crecientemente conocida y explicada, pero sus rasgos esenciales fueron siempre aquellos que habían sido fijados por los contemporáneos a través de la observación y de la reflexión. Es por tanto útil para aquellos que muestran interés al cristianismo examinar de cerca la experiencia de aquellos, ya que tiene un gran valor, el encuentro de aquellos que presenciaron al Señor.
La comunidad cristiana de los comienzos se centro en algunos conceptos teológicos de gran relieve que terminaron en la titánica personalidad de san Pablo, por los vastos horizontes que casi a cada paso descubre, por los pálpitos de la vida con que vibran sus palabras, por el simple dramatismo que desvela a los ojos conmovidos de los interlocutores, sus escritos superan cualquier sistema filosófico y cualquier síntesis histórica
La fe en Cristo
Lo que transformo esta experiencia de Jesús: fue la revelación, según una fulgurante evidencia, de que el hombre Jesús era Dios, prueba indiscutible de ello era la resurrección de la cual fueron testigos. Consecuencia de la encarnación de Dios era la resurrección también para los humanos y su redención, dos prodigios que no podían conmensurarse de acuerdo con nuestras propias fuerzas, pero que estaban garantizados por la fe en Cristo que vive en los humanos, los renueva, le rescata de la miseria según el plan misericordioso que desde la eternidad anticipa los tiempos como predestinación a la salvación y en la misma eternidad los supera como concesión del premio.
Jesús es el dominador del universo, en Él se purifica todo y en el todo encuentra la razón de ser. Su misión constituye el más sensacional drama de la historia, de la suprema gloria divina a la última abyección de la cruz y de esta de nuevo el retorno a la primera, nos infunde la certeza de una seguridad inquebrantable. La respuesta a esta realidad puede ser un Amor que supera todo obstáculo.
Uno de los primeros en dar testimonio de la veracidad de Cristo hijo de Dios es Pedro, en la mañana del día de pentecostés estando con toda probabilidad en el año 30, la variedad de la muchedumbre que llenaba Jerusalén, quedo atónita ante el fragor que acompaño el disenso del Espíritu Santo en la comunidad reunida en el cenáculo, y ante el prodigio de el gloso* (Lenguaje) salía con que los discípulos mostraron estar investidos del poder de una intervención de Dios. Aquello requería una explicación así Pedro tuvo su primera alocución pública diciendo:
Hch. 2,(22-27). Israelitas, escuchad estas palabras: Jesús, el Nazareno, hombre acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y signos que Dios realizó entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis, 23 fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios. Vosotros lo matasteis clavándole en la cruz por mano de unos impíos. 24 Pero Dios lo resucitó librándolo de los lazos del Hades, pues no era posible que lo retuviera bajo su dominio; 25 porque David dice refiriéndose a él: Veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que está a mi derecha para que no vacile. 26 Por eso se ha alegrado mi corazón y alborozado mi lengua, y hasta mi carne reposará, en la esperanza 27 de que no abandonarás mi vida en el Hades ni permitirás que tu santo experimente la corrupción.
Quién es Cristo y su ratificación de la condición que tenia era siempre confirmada por los primeros Cristianos, la resurrección es un sigo de humanidad y divinidad.
Los Evangelios son los registros que dan testimonio de que Jesús es Dios en la segunda persona de la trinidad, es donde leemos en boca de Tomás la expresión:Señor mío y Dios mío, es donde vemos a Jesús diciendo que antes de que ustedes sean “Yo Soy”, haciendo referencia a la zarza ardiendo en el desierto frente a Moisés cuando este le pregunta su nombre en el antiguo testamento, es donde Jesús se manifiesta diciendo ser Hijo de Dios.
Es aquí donde vemos a Dios incomprensible e invisible, hacerse tangible y comprensible, es decir un cuerpo humano y un alma humana en una unión hipostática con Dios. ¿Quién es Jesús?, así comienza el titulo de este trabajo y es de la misma manera que concluye. Jesús es nada más y nada menos que “Hombre verdadero y Dios verdadero”.
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