jueves, 19 de abril de 2018
Agradar y Respetar
El respeto hacia la opinión de los demás es una forma de convivir.
Por: María Luisa Martínez Robles | Fuente: Catholic.Net
Estamos muy preocupados de tener muchos títulos, cargos y un buen trabajo. Nuestra actividad es exhaustiva. Necesitamos hacer deporte, comunicarnos en las redes sociales, estar al tanto de la actualidad, el consumo, la alimentación sana, conocer los últimos avances tecnológicos y dominar varios idiomas. Es necesario, imprescindible en ocasiones pero….sin olvidar el respeto hacia la opinión, las ideas y la forma de vida de otras personas. Crece, de manera alarmante, la costumbre de imponer nuestra forma de ver las cosas y criticar a los demás.
Cuando no estamos de acuerdo hay que decirlo, cuando es necesario corregir se corrige, no es lo que dices si no cómo lo dices.
Es muy importante valorar los aciertos de los demás, se consigue más alabando que criticando. No hay que confundir alabar con halagar. El halago es desmesurado y ficticio. Alabar es reconocer los méritos o cualidades de alguien. No desperdiciemos la oportunidad de hacerlo. Si lo haces alegrarás el día a la persona que reconozcas su mérito, la motivarás y la predispones a hacer lo mismo con otros.
Actuamos
Buscaré y diré todo lo bueno que vea en los demás. Seré comprensivo con los errores de los demás y los disculparé.
Del Santo Evangelio.
Lucas 6, 36-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, rebosante. Porque con la medida con que midáis se os medirá
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Una bonita historia para pensar
NO ES TAN DIFÍCIL.
Lara tiene fama de ser muy cariñosa y alegre. Dos buenas cualidades para una persona.
Cuando se levanta por la mañana, a pesar de tener sueño porque no le gusta madrugar, siempre tiene una sonrisa.
Su madre ha hecho un bizcocho para desayunar.
-¡Qué bueno está, mami!
- Cuánto me alegro que te guste – dice su madre.
- Papá está cogiendo las llaves del coche, date prisa, ya sabes que no le gusta llegar tarde.
- Ya voy, estoy acabando de desayunar. Nos vamos al cole y papá a la oficina.
Cuando iban al colegio, una furgoneta les adelanta y casi les dan un golpe.
-Menos mal que siempre estas atento al volante papá. ¿Dónde aprendiste a conducir?
- En la autoescuela, pero tu abuelo al principio iba conmigo para enseñarme algunos trucos para evitar accidentes, como ir siempre con el cinturón puesto, mirar por el retrovisor, no exceder la velocidad permitida y ante todo, mucha prudencia. El coche es una máquina que puede ser muy peligrosa si no respetas las normas.
-¿Cuándo sea mayor vas a enseñarme a mí esos trucos?
-Claro que sí Lara.
-Es que contigo voy muy segura y quiero aprender.
-Por cierto hija hoy van el abuelo y la abuela a buscarte al colegio. Mamá y yo no podemos.
- Estupendo, no trabajes demasiado. Hasta luego.
Cuando llegó a clase estaba Carmen su amiga esperándola. Entraron juntas a clase y su profesora comenzó a explicar el tema de hoy. Era bastante difícil pero Lara estuvo atenta, preguntó lo que no entendía. Tomó notas e hizo un esquema para estudiárselo en casa. Al final de la clase se acercó a la profesora, le dio las gracias por la paciencia que había tenido en contestar a todas sus dudas diciéndole que sin su ayuda no habría hecho bien el examen.
Se fueron con los abuelos a casa de Lara, le contó a Carmen cómo la habían cuidado cuando estuvo con ellos porque su padre estaba en el hospital.
Su abuela hacía comidas divertidas para ella, la tortilla tenía forma de pez, el agua era la lechuga y el sol una rodaja de limón.
Su abuelo la llevaba al jardín a cortar ramas con él. Evocando esas cosas de cuando era chiquitina les dijo que les quería mucho. Ellos se pusieron muy contentos.
Al quedarse a solas, Carmen le dijo que hacia la “pelota” a todo el mundo. A la profesora, a sus abuelos…ella no decía esas cosas.
•Y no has oído lo que le he dicho a mi madre porque ha hecho un bizcocho riquísimo, o a mi padre lo bien que conduce.
•Lo que yo digo Lara, ¿qué les vas a pedir?
•Les voy a pedir….que estén contentos y vean que me doy cuenta de todo el esfuerzo que hacen. Les voy a pedir que ellos a su vez hagan lo mismo con los demás.
•¿Crees que vas a conseguir algo diciéndole a la gente cosas agradables? ¿Por eso van a ser mejores?
•Si hoy mi madre ha ido a trabajar contenta porque ha visto que anoche se puso a hacer el bizcocho para que no comiese cualquier cosa. Si mi padre ha tratado a sus compañeros con más alegría porque yo valoro el esfuerzo que hacen todos los días en cuidarme y educarme. Mis abuelos necesitan cariño y si yo les trato así, ellos son felices y estarán contentos.
•Tu crees que eso vale para algo pero yo creo que no.
.¿Has tirado una piedra a un estanque? Se hacen ondas cada ver mas grandes.
•¿Y eso que tiene que ver…?.
•Pues que si le dices a los demás las cosas que hacen bien, ellos a su vez lo hacen con otros y se va extendiendo. Así sucesivamente. Pones tu granito de arena para alegrar el día a alguien, esa persona se siente bien y lo transmite a otra.
•¿Sí? ¿Tú crees?
•Inténtalo no te cuesta nada. Mira, un día fuimos a comer a un restaurante, unos amigos de mis padres con su hijo, mis padres y yo. Cuando trajeron el filete a la amiga de mi madre se enfadó muchísimo con el camarero porque estaba duro y frío. Le habló de mala manera y pidió que viniese el dueño. Le pidió disculpas y enseguida le trajeron otro. El camarero estaba muy disgustado. El dueño también. Mi madre que contempló la escena, se levantó simulando que iba al baño porque no quería que se diesen cuenta que iba a disculparse para no poner en ridículo a sus amigos. Le dijo al camarero y al dueño que no se disgustasen. Su amiga había tenido un mal día. Había sido un poco grosera. La comida era buena y no debían tomarlo en cuenta. Además, nosotros estábamos de fiesta y ellos trabajando. Les cambió la cara a los dos.
- Valía la pena verles sonreír y agradecer el gesto.
Ahora sabes de quién he aprendido a ser cariñosa con los demás.
•Ya pero a mí me da vergüenza ser agradable con la gente. No es propio de una niña.
•Te debe dar vergüenza insultar o fastidiar a los demás pero ser cariñosa no es un defecto. Hay que hacer felices a los que nos rodean.
•¡Lo ves todo muy fácil!
•En el colegio de mi abuela me cuenta que había un cartel que decía “ “No mandes tu luz a lo lejos ilumina primero el rincón donde vives”. Dice que ella lo intenta y yo también.
•¿Cuántas velas habéis comprado para iluminar el rincón o tal vez son bombillas de bajo consumo?
• Anda, vamos que siempre estás de broma.
•En serio, lo voy a intentar no puede ser tan difícil.
Conclusión:
Hacer felices a los demás es una misión que no podemos olvidar. Apreciar y valorar lo que nos dan, demostrando nuestro agradecimiento es algo que todos los días tenemos que conseguir. “
Quien siembra, recoge” Cuando te vuelcas en hacer el bien luego recoges todo el cariño del mundo. No hay nada mejor que sentirse querido
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