jueves, 24 de noviembre de 2016

La crisis de la civilización.

Nuevos estilos de vida se adoptan sin detenernos a reflexionar que van en contra de la enseñanza del Evangelio de Jesucristo. 


Fuente: Tiempos de Fe, año 1, No. 4, Mayo-Junio 1999. 


La crisis de la civilización.
Actualmente se vive una gran "crisis de civilización. Los valores morales encuentran alterados debido en gran parte a  los factores externos, que amenazan con destruir la convivencia humana.
El ser humano poco a poco ha ido modificando su escala de valores; justificándose en la modernidad se promueven  antivalores, y las Y las personas van siendo  atrapadas en un mundo falso y peligroso cuyas consecuencias ya estamos padeciendo.
Inmensos como  están los pueblos en la globalización, el individuo se enfrasca en la lucha constante por la sobrevivencia, una lucha inequitativa donde se mide la fuerza y el poder.

Las políticas económicas adoptadas por países  en vías de desarrollo e impuestas a un pueblo de manera despiadada, debilita aún más el pobre conduciéndolo a la pobreza extrema.

Nuevos estilos de vida se adoptan sin detenernos a reflexionar que van en contra de la enseñanza del Evangelio de Jesucristo. 
El consumismo y el materialismo convierten al hombre en esclavo de intereses mezquinos, lo degradan y conducen a su destrucción. Se va olvidando la solidaridad; aquella plena de caridad y misericordia, para dar paso a otra, la que denigra, la que humilla y se convierte a los hace perder su dignidad. 
La proliferación de sectas y de manipuladores de ideologías también son temas de preocupación; más que resolver el problema de la utilizan para lograr sus fines. 
Además se ejerce en la actualidad de manera irresponsable una libertad mal entendida, manifestando hombres y mujeres sus derechos sin el mínimo respeto al de los demás y sin hacer conciencia de que todo derecho conlleva una obligación. Es común observar a hombres y mujeres compitiendo por elevar a su nivel de vida, sin importar de dónde provengan los ingresos ni a quién deban atropellar y a eso le llaman bienestar. 
El poder del dinero se hace presente y maneja a su antojo la conciencia. Personas preocupadas y distraídas en hacer crecer sus pertenencias, su capital, olvidando lo más importante: su formación moral, espiritual, religiosa.
Anteponen a valores universales como el amor, la amistad, la solidaridad, dignidad y justicia, antivalores que ellos consideran de gran importancia para su pertenencia en una sociedad cada vez más falsa y deshumanizada.
Adecuan en su moral a su propia conveniencia. 
Las conductas que adoptan actualmente el ser humano, desafían  no solamente las leyes de  Los hombres, sino también las leyes divinas.
Todo el desorden es que vive la humanidad, acarrea serios problemas a la sociedad y por supuesto nos afecta a todos. 
La desintegración familiar ha venido a romper la armonía en los hogares, las actitudes irresponsables, surgen los niños en las calles, abandonados a su suerte, expuestos a mil peligros; el incremento de madres solteras (embarazos en menores de edad), abortos, alcohol, drogas.  Una verdadera selva de degradación  moral.
Los medios de comunicación juegan un papel importantísimo  en la sociedad, el impacto que causan y la penetración que logran en el individuo es verdaderamente alarmante. La desinformación, la alteración de los valores, la invitación  al consumismo entre otras cosas son problemas graves en la actualidad.
La tecnología avanza a pasos agigantados;  desafortunadamente el invento del hombre es usado indiscriminadamente para conducirlo a su degradación en vez de constituir  un apoyo para su desarrollo humano sin deformar criterios y principios.
Por otra parte, la frontera norte del país enfrenta un problema serio en cuanto a la identidad nacional. La cercanía con un país que muestra su poderío económico y ante el desconocimiento por una parte de toda aquella riqueza que se posee  en tradiciones, los habitantes fronterizos tienden a copiar, en vez de rescatar su herencia cultural para preservarla.
El poco interés por cultivar sus raíces promueve una nueva cultura y hace que se pierdan elementos importantes para la integración identificación de los pueblos. 
Y si sumamos al problema existente en la ciudad fronterizas la migración de cientos de personas provienen provenientes del centro y sur del país en busca de oportunidades que les permita mejorar sus condiciones de vida, observaremos que las comunidades están cambiando; la tranquilidad un día existentes se ve interrumpida.
Y todo ello como consecuencia del supuesto desarrollo.
Los europeos a su llegada a nuestras tierras se concentraron en la destrucción de idolatrías. Cinco siglos después el hombre impone nuevos ídolos: el dinero, el poder, la riqueza....
Y con ello cada día que pasa el ser humano se aleja de las cosas de Dios, esto debe ser motivo de preocupación. 

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