jueves, 17 de noviembre de 2016

El Dios Desconocido

Esta dignidad nuestra excluye que alguno se imagine con derecho a sentirse amo señor de la naturaleza, y peor aún de la vida humana, para imponer sus intereses, sus caprichos o sus ideas.



El Dios Desconocido
Todos iniciamos nuestras actividades “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y nos dirigimos a Dios diciéndole “Padre Nuestro….” Y sin embargo, muy poco meditamos en su paternidad y profundizamos en su conocimiento.
Hemos oído llamar Espíritu Santo “el Dios desconocido”, en referencia al discurso de Pablo en el areópago de Atenas ¿Y el padre? ¿No es también en el mundo actual el Dios desconocido?

La gran revelación de Jesús fue el Padre, para que nuestra relación con Dios pasara de un simple respeto al Creador al descubrimiento del corazón del Padre. Para que no viviéramos nuestra vida cristiana como meros funcionarios o mercenarios con una carga servil y pesada en lugar de la libertad auténtica de los verdaderos hijos, a los que único que los ata es el amor.
DIOS NUESTRO PADRE NO ES UN OBJETO NI UNA IDEA.
Sino una persona viva. Por eso para conocerlo, el punto de partida no puede ser estudiar una ciencia al estilo de la física, ni una disciplina histórica o humanística. Es necesario abordar con la ciencia en las honduras de la naturaleza que Él  ha creado. Acercarse con un corazón abierto a la maravilla de la creación, conduce a descubrirlo por sus obras.

La ciencia, con sus métodos autónomos, que se mueven dentro de las fronteras del mundo, por sí solas no tiene fuerza suficiente  para descubrir aquello que supera el reino de la materia. Si a  Dios  se le pudiera hallar con las pruebas propias de las ciencias naturales. Él no pasaría de ser un objeto más en el universo. Las ciencias pueden llevarnos a Dios, cuando no las manejamos como si fuésemos dueños de la naturaleza, sino con la actitud reverente y quien busca más allá de ellas a aquel que da una razón a su existencia. 
A través de los siglos, muchos  pensadores han abierto su mente para reconocer a un Dios  que está más allá de los dominios de la razón humana. A través de las bondades y belleza de los seres han intuido una silueta de lo que puede ser el Creador de todos ellos. Y contemplando la maravilla de ser humano, con sus sentimientos, voluntad e inteligencia, han sospechado que su hacedor de alguna madera debería existir con rasgos semejantes y personales.  Saben que por fuerza han tenido un papá del que han nacido y de que alguna manera se parecen a ellos; pero han crecido sin saber realmente que existir como un hijo significa desarrollar su vida completa como persona.
El mismo Dios que va más allá de las ciencias y de la filosofía, se nos ha revelado personalmente para que podamos conocerlo y amarlo; nos descubre su corazón y poco a poco se nos da a conocer primero como alguien real, presente, personal, vivo, hasta llegar a la plenitud de su revelación como Padre.
DIOS ES PADRE.
Jesús al hablar de Dios, Se refiere a él con el nombre de "Abba", que en su lengua aramea es el que se usa el niño pequeño lleno de confianza. Es parecida a los de expresión “papá”. Pero Dios no es padre en el concepto de que nosotros tenemos esta expresión. Dios no está sometido a las leyes de nuestra naturaleza, porque él mismo Las hizo; ni está sujeto a los cambios y desarrollo de la historia, porque él es el señor que la guía. Lo primero que se reconoce en Dios como padre es que la vida brotó de él enteramente como de su fuente.  Él nos ha obsequiado gratuita, generosa y amorosamente. Pero es un regalo que nos ha dado como creador, por un acto de  su libre voluntad, como  Dios que está más allá de todas las peripecias de los seres humanos. Por eso los hebreos no adoraban a un dios padre y una diosa madre, como lo hacían los paganos. En la revelación de Israel no hay un Dios que engendre físicamente, sino que el único Dios de quien cree es el creador que ha hecho todas las cosas por su palabra; la vida es el regalo que su amor ha producido sólo para nosotros.
Nuestros padres llegan a serlo  por un acto físico, Dios en cambio es padre por su sed mismo. La paternidad humana es solamente un reflejo de esa paternidad divina, sin la cual la humana no podría ser. Es Dios mismo quien nos da la posibilidad, en su amor hacia nosotros, de participar de la paternidad. Ser padre es un don de Dios nunca un derecho del ser humano.
Llevamos la imagen del padre.
Es verdad que Dios hizo las cosas de la nada, y tuvo ante la mirada la imagen de su hijo.
Desde libro de del Génesis Dios lo había revelado: "hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza" .... Y creó dios a los seres humanos a su  imagen; a imagen de Dios los creo; varón y mujer los creo" Ésa imagen de Dios es Jesucristo, a imagen del cual fuimos creados.
En la vida natural, los hijos llevamos como herencia, en nuestro ser, le estructura genética de nuestros papás, no es algo añadido a nuestra existencia, sino que esa composición de los genes forman parte de lo que somos nosotros mismos. De modo semejante llevamos en nuestra persona bien marcada la imagen de Dios, que es la misma que llevar estampada su hijo hecho carne por nosotros.
Y no es algo a lo que podamos presentar renuncia, así como no está en las manos de un hombre deshacerse de sus genes paternos.  Aquí es donde está escondida, como una perla en su concha, nuestra dignidad humana. 
Dios es nuestro padre. Incluso al crear todas las demás cosas, aparte del ser humano, lo hizo y sigue haciendo pensando en su hijo y en nuestros  sus hijos.
Esta dignidad nuestra excluye  que alguno se imagine con derecho a sentirse amo señor de la naturaleza, y peor aún de la vida humana, para imponer sus intereses, sus caprichos o sus ideas.
Todos somos hermanos, hijos de un mismo padre, imágenes suyas porque nos ama, hermanos de Jesucristo, nuestro hermano mayor, por el cual y para el cual todas las cosas fueron hechas.
"Cristo es la imagen de Dios invisible. El primogénito de toda criatura, porque  en él fueron creadas todas las cosas, las del cielo y la de la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario